Soy una consumidora voraz de
revistas de diseño de interiores, y no sólo las ojeo rápido, sino que me paro a
leer los artículos y miro con detenimiento los objetos que el diseñador de
turno tiene en su casa. Y cada vez más, cuando acabo, me dan ganas de tirar la
revista por la ventana y no comprar nunca ninguna más.
Que si una silla de los Eames,
una mesa de Piet Hein, butacas de Jacobsen, y que conste que si yo pudiera no
faltarían en mi casa, pero quién puede permitirse hoy en día llenar su salón
con piezas de esta categoría? Evidentemente siempre hay alguien que puede, por
eso existen, pero todos sabemos que son una minoría afortunada, y que el resto
nos tenemos que conformar con disfrutarlo en una revista, porque sabemos a
ciencia cierta, y más hoy en día, que esos artículos, a no ser que nos toque la
lotería, jamás van a poder formar parte de nuestras vidas, porque simplemente,
son inalcanzables.