miércoles, 29 de enero de 2014

Paseando por Viena

En nuestro primer paseo por el centro de Viena  ya nos dimos cuenta de que es una ciudad que tiene muy presente su pasado, sin dejar de apostar por el futuro. Conviven en armonía lo clásico y lo moderno.  Allá donde mires encuentras reminiscencias a Mozart y a la emperatriz Elisabeth (Sissi para los amigos) dándose la mano con los edificios más vanguardistas. Y aunque la Segunda Guerra Mundial hizo estragos en su patrimonio, la restauración hizo posible borrar esas huellas.



Escaparate de Swarovski






























Coches de caballos te transportan a una época ya pasada, mientras una fila de bicis te recuerdan que es una ciudad adaptada a los nuevos tiempos. 























































Disfrutar en solitario de un café mientras hojeas el periódico o un libro es como el pasatiempo nacional de los vieneses de pura cepa, y esto es algo que hemos podido constatar después de muchos cafés. A -10 grados, a cada hora necesitas el refugio de un bar con su calefacción para que no se te caiga un pie del frío por el camino. La mayoría de los bares o cafeterías que te vas encontrando por el centro, conservan aún ese aire de primera mitad del sigo XX, paredes forradas de madera, sillones acolchados, papel pintado, lámparas de araña, apliques en las paredes, y aunque seguro que hay bares de lo más moderno, nosotros no los hemos visto, o estaban ahí y no llamaron nuestra atención.























































































































































































































Aquí está mi equipo, ha sido un placer descubrir Viena a vuestro lado...


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