No sé si sería posible sentarse en una de esas butacas a disfrutar de un buen libro sin que la sombra de la desconfianza planeara a placer a cada movimiento de hoja. La protección de la pared les otorga cierta calma, pero el abismo sigue ahí y no da tregua. Sólo para corazones con temple.
Visualización de la casa Da House, de Igor Sirotov, situada en la llanura de la costa del Mar Negro.
Vía Igor Sirotov |
Отличный пост
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