El paso del tiempo no tiene miramientos. El hombre construye y abandona a su antojo y la fuerza de la naturaleza, ansiosa de un poco de protagonismo si se la deja, entra y devora, y recupera un espacio que en algún momento fue suyo, plantando así la bandera de la reconquista.
El descubrimiento de diamantes, a principios del s. XX, hizo que surgiera una pequeña ciudad en el desierto de Namibia, que más tarde, hacia los años 50, cuando los diamantes empezaron a escasear fue abandonada. Gracias al fotógrafo Romain Veillon, podemos ver esta ciudad fantasma que va desapareciendo poco a poco bajo la arena del desierto.
Vía Romain Veillon |
Vaya tela... Y me quejo yo de que en mi casa entra polvo XD
ResponderEliminarYa ves que siempre puede ser peor ;-)
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